Dejamos atrás las tranquilas calles de la ciudad capital de Catamarca y ahora la Ruta Nacional N° 38 nos conduce a la imponente Cuesta de El Portezuelo. En el camino nos detenemos para observar el Monumento a Felipe Varela, que fue construido para recordar la memoria de uno de los catamarqueños que hicieron historia, pero que curiosamente la historia convencional que nos enseñaron en la escuela lo ignora.

Continuamos nuestro recorrido y descubrimos el Monumento a los Aborígenes y la “Plaza Yacumama” (Madre Agua), hitos que rinden sentido homenaje a los verdaderos dueños de estas tierras y nos rememoran nuestro pasado cultural.

Cruzamos el fértil Valle Viejo y de pronto, alzando nuestra mirada, descubrimos como una zigzagueante cicatriz de la montaña la famosa “Cuesta de El Portezuelo”, que viste sus mejores galas para recibir nuestra visita. Mientras ascendemos comprendemos el por qué la inmortalizó Polo Jiménez en su descriptiva zamba “Paisajes de Catamarca” … Y hasta nos parece escuchar sus melodías …

Hacemos un alto en su imponente balcón natural (1070 msnm), mientras nuestros ojos se deleitan en contemplar “los mil distintos tonos de verde”. Luego de este instante de regocijo, continuamos ahora por Ruta Provincial N° 41 y transitamos por un verdadero túnel de tipas y jacarandáes, a medida que avanzamos por la “Ruta Vieja”, nos imaginamos que estamos regresando en el tiempo, porque en esta zona todavía se conservan viejas tradiciones de poblaciones rurales: antiguas casonas, hornos de barro, pequeñas fincas y sobre todo, la cadencia de sus pobladores chacareros, que arraigan las costumbres de los primeros colonizadores que desde 1610 poblaron esta región.

Arribamos a Piedra Blanca, pintoresca localidad que atesora dos monumentos históricos nacionales, la Casa Natal del orador de la Constitución, el insigne Fray Mamerto Esquiú y la Iglesia de San José.

Luego la Ruta Provincial N° 1 nos conduce al Dique Las Pirquitas: su original murallón de “pircas”, antiguo sistema aborigen de piedra apisonada y calzada sin ningún tipo de amalgama, encierra un dilatado espejo de aguas, poblado de pejerreyes y carpas, que sirve para regar todo el valle central y contener las crecidas del Río del Valle sobre el que está construido. Emprendemos el retorno hacia la ciudad Capital.

  • Recorrido: 120 km.
  • Duración: 4 horas
  • Horario de salida: 08:30 horas